Resumo
En sus novelas, Gustave Flaubert retrató la vida de provincia
de la Francia del siglo XIX, con los reflejos de la vida de París en
los rincones y las ciudades de campaña. A la hora de narrar los
derroteros del burgués medio, puesto a disputar un lugar en las
ciencias buscando las puertas del saber, Flaubert elegiría a dos
torpes señores: Bouvard y Pecouchet. Emma Bovary, en cambio,
no demuestra interés alguno por la naturaleza: su camino a la
muerte está trazado por placeres mundanos, que solo la
trascenderán en forma de deudas e hipotecas. Pero aunque
Emma no padeciese de ninguna obsesión científica o filosófica,
tampoco ignoraba el prestigio que la práctica exitosa de la ciencia
podía haber arrojado a su matrimonio.
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