Los desechos del canon: el folletín según Paul Groussac

Resumen

En los ensayos de Paul Groussac publicados en La Biblioteca, sobre todo en “La educación por el folletín” (1897), se hace manifiesta una inquietud del canon crítico argentino frente a una producción literaria a la que se concibe como basura, en plena proliferación y dirigida a una población a la que se piensa también como un desecho social. En un abordaje de la recepción contemporánea de Zola por parte de jóvenes escritores profesionales, Groussac impugna, primeramente, una literatura del escritor militante, dirigida al gran público, en la que resuena el conflicto social que involucra a los obreros y al lumpen. La crítica al folletín supone también una respuesta conservadora frente a tendencias políticas y estéticas modernas que considera disolventes, en defensa de un concepto de sociedad apolíneo, centrado en la familia, coherente con los principios civilizatorios, científico-sociales y morales, de la latinidad y la cristiandad. Sus producciones críticas y literarias dialogan también con los discursos gubernamentales y con las tesis crepusculares de la psiquiatría contemporánea. En ellas puede hallarse una oscilación entre un rol higienista, que distingue lo saludable de lo patológico en las artes y las ciencias, y una experimentación o asimilación de esta producción literaria destinada al excedente social, que lo posiciona, inesperadamente, como escritor de literatura folletinesca.  

Groussac publicados en La biblioteca, sobre todo en “La educación por el folletín” (1897), se hace manifiesta una inquietud del canon crítico argentino frente a una producción literaria a la que se concibe como basura, en plena proliferación y dirigida a una población a la que se piensa también como un desecho social. En un abordaje de la recepción contemporánea de Zola por parte de jóvenes escritores profesionales, Groussac impugna, primeramente, una literatura del escritor militante, dirigida al gran público, en la que resuena el conflicto social que involucra a los obreros y al lumpen. La crítica al folletín supone también una respuesta conservadora frente a tendencias políticas y estéticas modernas que considera disolventes, en defensa de un concepto de sociedad apolíneo, centrado en la familia, coherente con los principios civilizatorios, científico-sociales y morales, de la latinidad y la cristiandad. Sus producciones críticas y literarias dialogan también con los discursos gubernamentales y con las tesis crepusculares de la psiquiatría contemporánea. En ellas puede hallarse una oscilación entre un rol higienista, que distingue lo saludable de lo patológico en las artes y las ciencias, y una experimentación o asimilación de esta producción literaria destinada al excedente social, que lo posiciona, inesperadamente, como escritor de literatura folletinesca.