La palabra docente como respuesta a la natalidad

Resumen

Las discusiones sobre las condiciones necesarias para el ejercicio de la profesión docente son omnipresentes en los debates pedagógicos. Cuestionase sobre la mayor o menor adecuación de la formación técnica brindada a los docentes, las políticas públicas a implementar, los recursos materiales disponibles para los docentes, las metodologías de enseñanza empleadas, el número de alumnos en el aula, etc. Ocurre no obstante que el ejercicio de la docencia no se reduce a la simple suma de estos elementos. La docencia es un oficio de palabra. De esta forma, el maestro debe poder disfrutar de un lugar de enunciación. Es decir, un lugar de autoridad desde el que el maestro pueda dirigir la palabra a un niño en su propio nombre, como gesto de responsabilidad por el mundo común. Vemos este lugar siendo sistemáticamente silenciado por el ideal hegemónico que reduce la educación a un conjunto de métodos y técnicas conductuales cuya ejecución dependería únicamente de un aplicador calificado. Las reflexiones aquí desarrolladas se basan en escritos de psicoanálisis y de filosofía de la educación, en particular, en el pensamiento de Hannah Arendt.